martes, 16 de junio de 2015

La cenicienta

Versión de los hermanos Grimm (crítica)

La cenicienta es un cuento que trata sobre una joven pobre, a la que en un momento dado, y gracias a la magia, se la permite ascender de clase social por su aspecto, es decir,
momentáneamente deja de ser pobre y pasa a ser aparentemente rica y a codearse con la alta sociedad. Ese cambio se opera mediante la forma de vestir y ciertas posesiones (cochero, carroza y sirvientes).


En esa fiesta conoce a un príncipe y se enamoran locamente, pese a que posteriormente, él sólo la recordará por cosas relacionadas con su talla, y no por su rostro o por su conversación. La versión de Disney cuenta la historia más edulcorada, gracias a los ciento cincuenta años que median entre versión y versión, pero la historia de los hermanos Grim nos muestra un mundo descarnado y cruel en el que importan más las apariencias, y en el que las mujeres sólo obtienen respeto si cumplen con ciertos cánones estéticos. Esto alcanza tal punto, que las hermanastras de cenicienta llegan a amputarse un dedo del pie en su burdo intento de cumplir con el canon de belleza expresado por el príncipe mediante el famoso zapatito de cristal. Esto es una forma clara de decirle a las mujeres que lo que se espera de ellas es que sean guapas y se cuiden, esforzándose al máximo por cumplir con unos prototipos de belleza casi imposibles, independientemente del sufrimiento que les produzca. Del mismo modo se deja ver que sólo serás feliz en tu vida si logras ascender en la escala social, que es buena, y que cuando más arriba de ella estés mejor será para ti, aunque tendrás que cumplir incluso con más normativas en cuanto a las formas de vestir o
actuar.


Desde la perspectiva de hombre actual, este mensaje subyacente me parece horrible, y me hace preguntarme si es correcto que nuestros hijos sigan bebiendo de fuentes culturales de más de doscientos años de antigüedad, sin explicarles primero que eso que están viendo es antiguo y ya no corresponde a la forma de pensar actual, al igual que no se debe prohibir la Odisea, pero hay que entender que la esclavitud actualmente es algo mal considerado y que se debe evitar. 


Sin embargo la reflexión me llevó a enfrentarme con las lecturas actuales enfocadas a niñas y adolescentes del siglo XXI, y la verdad es que la diferencia entre amputarse un dedo del pie y pasar hambre por entrar en una talla 38 es tan escasa que sugiere que, por más que nos hayamos lavado la cara, seguimos siendo una sociedad profundamente patriarcal y machista, y que el culto al cuerpo femenino como objeto sigue estando a la orden del día.

En cuanto al trasfondo social, la cenicienta deja claro que es más importante aparentar que ser, o tener, tal como esas personas que sostienen un estilo de vida alejado del que realmente pueden permitirse pero que pagan con créditos bancarios abusivos, de forma que un cambio en su estatus temporal le abre la puerta a relacionarse con alguien de esa clase “superior”, y modificar su estatus permanentemente, lo cual es algo fundamental en nuestra vida, y es en lo que debemos basar todos nuestros esfuerzos.


Pura roña vamos

No hay comentarios:

Publicar un comentario